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Definición del término

No existe una forma única de ser o convertirse en “docente reflexivo”. La reflexión es una capacidad inacabada que debemos desarrollar y potenciar a lo largo de nuestra vida profesional.

¿Qué es reflexionar?

En palabras sencillas, reflexionar es la capacidad de pensar sobre algo realizado o pasado, es considerar detenidamente una situación o acontecimiento. El acto de reflexionar se realiza con el objetivo de repetir los éxitos, eliminar los fracasos y, en definitiva, aprender sobre lo realizado.

La capacidad de reflexionar es un atributo humano; los niños y las niñas lo hacen naturalmente, si no, obsérvelos jugar: cuando pierden en el juego, niños y niñas “piensan” rápidamente qué hicieron y no les funcionó, observan qué hizo el otro y le funcionó, y modifican sus acciones para mejorar su juego y ganar. De igual forma, los ganadores —aunque quizás menos intencionados—repiten los movimientos y jugadas acertadas y exploran estrategias basándose en su conocimiento sobre el funcionamiento del juego.

Equivalente, aunque más complejo que el juego en los niños, el acto reflexivo está presente en todos los ámbitos profesionales y del quehacer humano. Para el profesional, la reflexión es un proceso intencional y sistemático de revisión del desempeño y, particularmente en el ámbito escolar, reflexionar significa pensar sobre la efectividad de la enseñanza y del aprendizaje, es decir, en el aula, el docente examina, considera y revisa a fondo cuáles de sus acciones le han conducido a cuáles resultados; sean satisfactorios o menos satisfactorios.

Condiciones personales que favorecen la reflexión

Reflexionar sobre la práctica supone, al menos, tres condiciones personales básicas que pueden fortalecerse a través de un proceso deliberado y sistemático:

  • El hacer “altos” en el camino. La reflexión sobre la práctica —y durante la misma— tiene implícito un sentido de evaluación: qué de lo que hago no está dando los resultados esperado y/o qué otras acciones necesito emprender.

  • La capacidad de escucha. No es solo la capacidad sensorial de oír, sino que implica la capacidad de “oír y ver” qué nos dice un contexto (aula, centro, comunidad), qué opinan otros (colegas, madres/padres, etc.), qué “nos dijo” la mirada de un estudiante, etc.

  • La capacidad de redireccionar el trabajo. Es decir, tomar decisiones y actuar en consecuencia, sobre lo que uno puede —y debe— cambiar.

Representación gráfica de las condiciones y sus combinaciones

Las combinaciones de solo dos de las tres condiciones personales pueden producir procesos o actitudes no del todo satisfactorias:

  • La combinación “a”: hacer un alto y escuchar puede implicar una actitud favorable como quien piensa pan mi matata o, bien, una actitud no favorable a la reflexión: a palabras necias, oídos sordos.

  • La combinación “b”: hacer un alto y redireccionar puede representar un activismo, como mover continuamente el timón del barco sin haber visto bien la brújula, lo que puede, o no, concluir en resultados positivos.

  • La combinación “c”: escuchar y redireccionar podría representar el acatar indicaciones sin interiorizar los fundamentos o argumentos que explican el porque asumir la nueva forma de hacer lo que se sugiere o indica.

  • Una cuarta condición que puede contribuir aún más a mejorar nuestra reflexión es la capacidad de visualizar o formar escenarios mentales sobre acciones y procesos que deseamos ensayar y poner a prueba, así como anticipar los posibles resultados de las diferentes combinaciones de acciones.

Condiciones organizacionales que favorecen la reflexión

Tres condiciones de las organizaciones educativas que favorecen a reflexionar sobre la práctica son:

  • El respeto profesional entre compañeros docentes y entre docentes y directores.

  • La colaboración o trabajo colegiado dentro del centro escolar: dos o más docentes y su director dedican tiempo y esfuerzos conjuntos para revisar y definir la “brújula” de la insitución. El centro que invierte recursos para decidir rumbos y que tiene como núcleo el enseñar y aprender es, con toda seguridad, una organización que favorece la reflexión; reflexión que se realiza basada en información, datos y evidencias que permiten reconocer si se están alcanzando las metas y los fines propuestos hacia a la población que sirven.

  • Una definición compartida de éxito está muy relacionada con la condición anterior. Las organizaciones que cuentan con una definición explícita de éxito; es decir, centros escolares que han discutido y acordado las metas e identificado con claridad las áreas que evidencian el aprendizaje y el desarrollo integral de los estudiantes, logran favorecer una reflexión enriquecedora y sustancial sobre la práctica educativa.

Recursos para apoyar la reflexión

Otro docente o colega

Haciendo acopio de la sabiduría popular: es más fácil ver la paja en ojo ajeno que la viga en el propio; ciertamente, un colega puede observar el desempeño profesional de otro maestro y preguntarle sobre las intenciones y los logros de su práctica con los estudiantes. La observación directa con interrogantes sobre el porqué de las acciones es, por excelencia, un auxiliar para repensar el trabajo.

Un asesor

Un docente que ha tenido experiencia de enseñanza en el salón de clases y que la ha reflexionado y revalorizado es un valioso apoyo profesional para un docente que reflexiona y busca respuestas.

El portafolio docente

El proceso de organizar materiales y anotaciones propias sobre los cambios o innovaciones que un docente va realizando se constituye en un referente o apoyo importante para reconsiderar las acciones de enseñanza-aprendizaje.

Congresos docentes

Una actitud de escucha y de crítica propositiva, que tiene como base el deseo de aprender, de profundizar en el nivel de conocimiento que ya se tiene y de mejorar el qué y el cómo se hace es la actitud profesional óptima para participar y obtener provecho de estas u otras actividades similares de discusión, como los círculos de estudio.

Conclusiones

Diversos estudios han demostrado los beneficios que tiene la reflexión sobre la práctica docente; entre estos se pueden mencionar:

  • Reafirma el conocimiento que tiene el docente sobre los procesos de enseñanza-aprendizaje que él o ella organiza y desarrolla.

  • Facilita la promoción de habilidades de pensamiento de orden superior con sus estudiantes: cuando la maestra o el maestro desarrolla su propia reflexión, le resulta más fácil orientar a sus estudiantes para que ellos se vuelvan reflexivos; además, permite al docente descubrir otras fortalezas profesionales.

  • Autosatisfacción inherente al desarrollo de un trabajo bien realizado. En definitiva, la reflexión docente materializa el planteamiento de que el aprender a enseñar es un proceso continuo.

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